Allá por 1991 las páginas de este periódico narraban en un artículo: «El día 8 de agosto de 1235 Ibiza queda incorporada al mundo occidental; Las tropas cristianas mandadas por Guillem de Montgrí aniquilaron las defensas moriscas y conquistaron la Ciudad y el Castillo».
Una noticia de lo más formal que no habría transcendido en nuestra pequeña familia de no ser por la fotografía que la acompañaba: cazada a traición y a buen tamaño, un primer plano de mi preciosa abuela Catalina, berenant una coca de pebrera (merendando una coca de pimientos para los lectores ‘murcianos’ como yo). A su lado, con su pícara y característica sonrisa de medio lao, mi padrino, Pepelu. La instantánea, un claro caso de ‘robado’ veraniego, estaba tomada en alguna de las berenades de San Ciriaco, las meriendas populares de Puig des Molins con las que los ibicencos celebran este 8 de agosto el día de su patrón. Santa hemeroteca, cada año por estas fechas alguno de los primos se encarga de recordarla reenviándonos el artículo y, creedme que cada año, ignorando totalmente el tema de los moriscos que nos retenían lejos del mundo occidental, retomamos a nuestra manera las conjeturas y los chistes sobre el supuesto bando al que debían pertenecer estos dos golosos.
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