El cómico Don Mauro arranca su actuación con una advertencia: «Esto es un espectáculo de humor inteligente, ¿significa eso que si no me río soy gilipollas?». Y antes de que el público reaccione, él mismo responde la pregunta: «Sí».
Y no es un chiste. Es la pura realidad. Un estudio realizado en la Universidad de Viena enfrentó a 156 participantes a una serie de viñetas de ‘El libro negro’ del ilustrador Uli Stein donde ironizaba sobre la muerte, la enfermedad, el machismo o la discapacidad física. Los investigadores midieron tanto el entendimiento del chiste como la opinión sobre el mismo en un baremo que iba de bueno a desafortunado.
Los resultados mostraron que las personas que disfrutaron con los chistes enrevesados fueron también los que sacaron mejores puntuaciones en inteligencia verbal y no verbal, pero además mostraban valores más bajos en niveles de agresividad, constatando que una mayor inteligencia no solo influye en los aspectos cognitivos del procesamiento del humor, sino que está estrechamente ligado a los componentes afectivos.
No en vano, la definición de inteligencia es la capacidad de elegir, entre varias posibilidades, aquella opción más acertada para la resolución de un problema. Y casi nunca —o nunca nunca— la guerra es la solución.
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