Mi padre nos llevó una vez de viaje a mi hermano mayor y a mí (teníamos cuatro y tres años), mientras quedaban en casa con mi madre los pequeños (uno de un año y el otro con apenas unos meses).
Lo que debió insistir aquella inmensa y para mí desconocida familia en Murcia para que llevara aunque fuera alguna muestra de sus hijos. Como para comprobar que éramos ciertos.
Fue la única vez que viajamos con él, y de hecho, fue también su último viaje a su tierra natal. Qué caramba ¡la última vez que salió de Ibiza! Salvo una ineludible visita al médico en Mallorca cuando enfermó del corazón.
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