Todos cantábamos a coro con los Payasos de la tele: «Lunes antes de almorzar, una niña fue a jugar, pero no pudo jugar porque tenía que planchar. Así planchaba, así, así. Así planchaba que yo la vi». Pero el martes tampoco podía ir a jugar, porque le tocaba limpiar. Ni el miércoles, porque tocaba lavar. Y el jueves, coser. Y el viernes, barrer. Y el sábado, guisar. Y ni tan siquiera podía salir la criatura el domingo porque le tocaba rezar. Y así aprendimos dos cosas: los días de la semana y que las tareas ingratas eran cosas de mujeres. Maldita suerte la nuestra. Y no es que tu padre fuera machista, o lo fuera tu madre; lo era el mundo entero. Pero como el concepto de machismo no existía, te decían: «esto es lo que hay», «peor lo pasaba yo a tu edad», «lo haces y punto». Y las niñas íbamos cambiando la canción de los Payasos por: «esto no es justo», «yo no pedí nacer niña», «yo no le haré esto a mi hija».
Seguir leyendo en Diario de Ibiza